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CAPITULO 3 KAIRKA

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La recepción había comenzado. Todo estaba en orden, la comitiva de los griegos había llegado, diferentes reyes de distintas polis se encontraban allí con un claro fin, estrechar lazos con los hijos de la “tierra negra”. El control del mediterráneo estaba en juego, y la fértiles tierras regadas por el Nilo, eran una fuente de sustento, no solo para los egipcios, sino también para una gran cantidad de compradores. En ausencia del faraón el peso político de las posibles alianzas recaía en Kal –el y en “ la venerable”. Kairka se relajo, y se dedico a degustar los exquisitos manjares de la opulenta cena. En la mesa se podía encontrar todo tipo de carne, (gacelas, antílopes, codornices, grullas, liebres, puercoespines..), y un gran surtido de verdura, fruta , vino y cerveza. Todo ello suavemente aderezado muchas veces con rica y dulce miel. Estos banquetes distaban mucho del pescado seco y el pan que eran la base de la alimentación del pueblo. Estos platos se destinaban a la realeza y a su sequito en palacio.
Kairka era un hombre plenamente feliz. De niño había sido traído al palacio del antiguo faraón, por unos sacerdotes del culto de Seth, Se dijo que traería suerte en palacio, pues venia de las tierras del noroeste, y que eso era un buen augurio. Sin familia, Kairka encontró refugio en la famila de Pentu, el jefe de los médicos de palacio. Allí fue criado y educado para ser un gran medico. Años más tarde Pentu rebosaba de orgullo, al ver que su hijo adoptivo era el médico personal de Akenatón. Todas estas alegrías sin embargo no podían ocultar un cierto malestar, pues el joven medico, había sido criado en el amor y respeto a los dioses, los mismo que ahora eran perseguidos, por el faraón al que debía proteger por encima de todas las cosas. De todas formas la gran ventaja de Kairka es que era una persona fría y serna, y era muy difícil saber que pensaba en cada momento, y mucho más si era cuestión que le afectara a el de forma personalmente.
La velada estaba transcurriendo sin sobresaltos, todo el mundo comia y reia, y la cerveza y el vino, comenzaban a embotar los sentidos de algunos de los invitados. Kairka reparo en un anciano, de ropas oscuras, formaba parte de la comitiva griega y no dejaba de mirarle. A su lado un joven le hablaba al oído, mientras hacia gestos con las manos como si le describiera lo que estaba pasando. Cuando Kairka decidió acercarse al anciano, para satisfacer su curiosidad, se encontró con la sorpresa de que este era ciego.

-Buenas noches venerable anciano, nos hemos visto antes, dijo cortésmente Kairka mientras se sentaba cuidadosamente .

-Discúlpeme si se ha sentido ofendido, maestro Kairka, pero su fama le precede y quería que Hesíodo me contara lo que venían sus ojos de usted, mera curiosidad de un anciano.

-Entonces habrá visto pocas cosas de interés. Solo soy un funcionario medico de palacio, mi vida no da para relatar ningún poema, dijo Kairka minetras tomaba un vaso de cerveza de la mesa.

-Nada más lejos de la realidad, maestro Kairka. Como ya le he dicho su fama le precede, dicen que usted y solo usted tiene un especial toque, para preparar a lo muertos en su último viaje, en mi tierra ese don es un don solo reservado a los elegidos. Dijo el anciano.

-Agradezco profundamente sus palabras, y si lo desean mañana podrían acompañarme en mis labores, estoy seguro que el joven Hesíodo sabrá comunicarle con el máximo detalle

El anciano, se rio a grandes carcajadas, mientras extendía su mano para frotar el cabello de Hesíodo en un gesto cariñoso.

-Hesíodo no es un gran observador, pero relata nuestros mitos de forma muy amena. El anciano se levanto y se dirigió a Kairka con sumo respeto.
-Maestro Kairka, voy a estirar las piernas un rato, quiero estar en plenitud de mis facultades, para ver el baila de la bella Anuk. Puede que sea ciego, pero mi oído es excelente.

- Ha sido un placer, venerable anciano, aunque he de decir que todavía no me ha dicho su nombre, dijo Kairka mientras hacia una pequeña pausa mirando los platos vacios y limpios que habían dejado los griegos en la mesa.
- Los nombres nos determinan y nos catalogan Kairka, pero bien es cierto que todos tenemos uno. El mío es Homero y solo soy un pobre anciano que se dedica a escuchar buenas historias.

- Espero que encuentre aquí una buena historia, venerable Homero, dijo Kairka con voz firme , y con cierta admiración en el tono.

- Bueno, eso espero yo también, no todo van a ser historias de grandes romances y guerras épicas. Homero volvió a reir a grandes carcajadas, mientras se despedia amablemente de Kairka y salía de la sala.

Kairka se quedo unos segundos pensativo, mirando fijamente el plato vacio que le había desconcentrado anteriormente, parecía que Hesíodo y Homero, no habían probado bocado, ni habían tocado el vino, sin duda una ofensa, aun así, Kairka le resto importancia, ese anciano y su joven compañero, eran dos personas de los más agradable que había conocido, y eso siempre era una buena noticia.

CAPITULO 2 ANUK Continuación (3)

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De vez en cuando al despertarse, Anuk podía recordar prácticamente todo lo que había soñado, ese día lo recordaba todo. Había soñado con las profundidades del mar, pero allí en vez de oscuridad había encontrado una luz que manaba de forma poderosa de las profundidades, tal vez Aton le estaba advirtiendo de su poder y le estaba indicando que no era bueno separarse del camino trazado, o tal vez esa luz, era precisamente todo lo contrario, un verdadero rayo de esperanza. Sea como sea esa luz había guiado el descanso de Anuk y cuando se levanto, sintió su cuerpo liviano y grácil. Todo estaba dispuesto, las esclavas que estaban asignadas a su cuidado y aseo personal se esmeraron como nunca en proyectar sobre ella todos sus conocimientos en la materia, Anuk hoy desafiaría a todos los sentidos de cada una de las personas de la gran sala de recepción, y no iba a fallar, estaba convencida de ello.
Anuk pidió esta vez que sus ojos de un intenso color violeta destacaran aun más si cabe. Para los egipcios, era muy importante resaltar la belleza, y perfilar el contorno además tenía un fin aséptico. Lo empleaban para prevenir enfermedades oculares , como repelente de moscas y para evitar en mayor o menor medida el reflejo del sol. Pero Anuk buscaba en ello algo más tradicional, algo ahora prohibido y era su manera de representar a Horus, esta vez necesitaba toda la protección mágica que pudiera tener y más si cabe.

Una vez terminado el proceso de maquillaje de todo su cuerpo, , la joyería y el lino harian el resto. Anuk ya estaba preparada para romper voluntades, los cuidados de Kairka habían dado resultado y notaba su tobillo fuerte y descansado. Faltaba poco para que anunciaran el inicio de la recepción cuando Anuk escucho una fuerte discusión en el pasillo central cerca de sus aposentos, su natural curiosidad la forzó a salir de su instancia y escuchar con mas atención.

-Puta vieja aquí debes someterte a la voluntad de Aton, arrodíllate – había gritado un fornido guardia mientras zarandeaba a una mujer de edad avanzada que trataba de no caerse al suelo.

-¡Guardia!, deberías preocuparte más por tu primo Semenra, al que has dado cobijo en tu casa, y es el que manda a tu mujer arrodillarse para tomarla todas las noches mientras estas tu aquí perdiendo el tiempo en palacio, defendiendo la palabra de un maldito transgresor, así pues , ¡ arrodíllate tu!. ante la oscuridad – la voz salió de un joven encapuchado, que ayudo a recobrar el equilibrio a la anciana. El guardia empezó a sollozar y fue incapaz de contestar al joven, que paso a su lado sin inmutarse.
Anuk se tapo con las manos la boca para evitar soltar un grito de terror. La voz de aquel joven había penetrado en su corazón violentamente, el vello se le había erizado no puedo evitar derrumbarse y acurrucarse en esa misma esquina, estaba realmente asustada. Cerro los ojos y escucho lejanamente la voz de su Tyaty, eso la tranquilizo, aunque en su voz notaba hostilidad hacia los tres sacerdotes, la tensión en el ambiente parecía que se relajaba. Anuk se puso en pie e intento atravesar el pasillo sin ser vista, estaba a punto de conseguirlo, cuando una voz de un anciano, la detuvo.

-Disculpe señorita, ¿sabe donde se ubica la sala de recepciones?
Anuk se giro muy despacio y vio frente a ella a tres encapuchados, dos ancianos, un hombre y una mujer y tras ellos un joven. Anuk trago saliva y miro fijamente al anciano, mientras sonreía e intentaba que todo pasará más deprisa, era incapaz de articular palabra alguna, en ese momento, la voz de un soldado la saco del trance.
-Viejo! Apresúrese no tenemos toda la noche, y no hable con la bella Anuk, está prohibido.

Anuk se quedo inmóvil como una estatua, algo pasaba en el aire, una presencia que embotaba sus sentidos, las sombras parecían bailar en torno a las antorchas que iluminaban el pasillo del palacio, su corazón empezó a latir con más fuerza y Anuk, apretó los ojos , los apretó deseando abrirlos y que esa sensación hubiera pasado, pero no fue asi, y cuando abrió los ojos, se encontró con el rostro del joven sacerdote iluminado parcialmente por la luna, sus facciones eran casi perfectas y su pelo era rojo como el fuego, pero Anuk no encontró la calma deseada en su rostro, ya que por un instante creyó, ver como unos hipnóticos ojos dorados de serpiente desnudaban su alma y la llenaban de frio..
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