Capitulo I Kal- El continuación (2)

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Kal –el recorrió lentamente el camino hasta la sala de los regentes, mientras lo hacia lanzaba rápidas miradas a su alrededor, todo parecía en su sitio. Los guardias de palacio ocupaban sus puestos, y los esclavos se movían con soltura realizando sus duras y penosas tareas diarias con una minuciosidad casi inhumana. Al llegar a la sala suspiro, y cerro los ojos por un instante dejándose llevar por el olor de los árboles de incienso importados tiempo atrás desde el País de punt por la faraona Hatshepsut. Una vez de vuelta a la realidad reanudo la marcha y se acerco hasta donde se encontraba el joven y prometedor jefe de la guardia real del faraón.

- Dicen que ayer apareció muerto un famoso adorador de Anubis y toda su familia en Tebas, la ciudad esta convulsionada Tyaty –dijo Alkair al tiempo que invitaba su compañero a tomar asiento junto a él.

- Bueno, esta empezando, el Faraón esta tomando medidas, no puede permitir tal insulto al culto del único dios verdadero Atón.

- Pero Tyaty, el faraón, no debería, no … yo…Tyaty por favor habla con él, los cultos siempre han..

- ¡Alkair! – Grito Kal –el mientras golpeaba con su mano la fría mesa de piedra – Ni se te ocurra mencionar, ni siquiera pensar en ninguna deidad que no sea Atón. Te necesito a mi lado y con la cabeza bien fría, esta noche vendrán los griegos y no podemos permitir que vean fisuras en nuestras creencias, en lo que realmente valoramos, veneramos y admiramos.

-Tyaty, sabes que no le tengo miedo a nada de este mundo, pero presiento que algo malo va a ocurrir. Mis informadores me dicen que esta habiendo mucho movimiento en los templos abandonados de las antiguas deidades, algo se mueve en la calles, Tyaty necesito salir de palacio y comprobarlo yo mismo.

- Mañana cuando los griegos estén durmiendo su embriaguez podrás partir, pero necesito hoy al mejor a mi lado amigo mío, tu conoces todos los rincones de este palacio, tu conoces a cada soldado que se mueve por estos pasillos, y sobre todo, tu sabes que ella no te perdonaría no verla bailar esta noche. Kal –el río mientras intentaba transmitir algo de serenidad y calma a la situación que se estaba produciendo.

-Alkair, solto una gran carcajada. Esta noche no pasara nada malo Tyaty, esta todo controlado, no te fallaré.

Kal –el despidió con un gesto sincero de amistad a su joven amigo, y término de comprobar que todo estaba donde tenia que estar. Reviso cada rincón, cada detalle y llamo varias veces a diversos esclavos de palacio para que limpiaran y perfumaran con incienso la sala. Cuando se dio por satisfecho y dio el visto bueno ordeno a los soldados que cubrían la entrada que no dejaran pasar a nadie bajo ningún concepto, hasta que él regresara. Salio de allí con paso apresurado y algo nervioso hacia sus aposentos. Una vez allí dentro se arrodillo y entre tenues y apenas audibles murmullos comenzó a rezar :

¡Oh, señor que guías nuestras almas!,
sabio camínate entre las sombras
Tu que vagas entre los muertos, revélate
¡Oh , guerrero inmortal, poderoso Anubis!