Capitulo 12 Kal -el

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Kal –el se despertó con las primeras luces del alba. No había podido dormir bien. Los hecos acontecidos el día anterior habian turbado su sueño, tenia que actuar si no queria ver la caída de él mismo y de sus compañeros. Sabía que durante el día no podría contar con todo el poder de Seth y de sus seguidores, y que hiciera lo que hiciese tenia que usar a sus más allegados . Tenía que actuar pronto, se repetia una y otra vez, antes de que la gente de palacio se acostumbrara a ver a los hombres de Henutsen gobernarles a placer. Ordeno llamar al gran Alkair y una vez juntos El tyaty le explico sus planes, estos eran recuperar el control de palacio, al precio que fuera necesario. Decidieron doblar la guardia en palacio, una decisión que sin duda molesto y de que manera, al encargado que había sido nombrado por Henutsen, el oscuro mago. Era de proveer que pasados unos minutos comenzara la agitación en palacio, las preguntas, las excusas, todos los pasos dados iban encaminados a dar un golpe de mano rápido y certero. Kal –el organizo concienzudamente la defensa de sus aposentos y su guardia personal estaba preparada para una buena carnicería. Si finalmente se combatía, no habría ni compasión ni prisioneros. La confrontación era casi inminente y el ruido de los Khopesh* presagia un autentico derramamiento de sangre. La rebelión se estaba instalando en “el horizonte de Atón”, y ya no habría vuelta a atrás. Cuando las dos fuerzas se encontraron en el pasillo central cerca de las dependencias de Kal- el , se midieron las fuerzas a primera vista, parecía un enfrentamiento muy igualado, pero Kal- el contaba con una poderosa arma, algo que los supuestos guerreros de Atón habían pasado por alto, y es que nadie llega a ser Tyaty tan joven si no cuenta con poderosos aliados, y los de Kal- el no eran de este mundo.

-Akenatón ha restituido al gran Alkair en su puesto de jefe de seguridad de palacio, vuestro papel queda reservado a la protección de aquel a quien servís, al invitado Henutsen, así pues dad media vuelta, si no queréis ser pasto de Apofis. Kal- el se mostraba majestuoso e incluso su perfecto cuerpo atlético parecía más torneado, sin duda era el hombre más fuerte de Egipto, de eso no había duda.

- ¡No me hables como si fuera tu igual perro del desierto!, ¡deponer las armas o vuestras vidas serán cercenadas!- El guerrero de Atón hizo caso omiso a las advertencias de Kal- el y se lanzo al ataque.

Todo sucedió muy deprisa, a una velocidad imperceptible para el ojo humano. Kal –el y sus guerreros se anticiparon al ataque, y desataron toda la furia de Anubis sobre sus enemigos. Los golpes fueron precisos y demoledores, que destrozaron carne y huesos como si de rollos de papiro se tratasen, despedazaron a sus rivales sin piedad. Los cuerpos mutilados y decapitados de los guerreros de Atón se encontraban esparcidos por todo el pasillo. Kal- el no se había transformado, pero sin duda retenía en su forma humana todo el poder legado por su padre, el caminante Anubis.
Kal –el ordeno recoger los cuerpos y se dirigió con sus leales hombres hacia los aposentos de Akenatón, no encontraron ningún tipo de resistencia a su paso y cuando llegaron a las puertas de sus dependencias escucharon una fuerte conversación entre El faraón y Henutsen.

-Es mi última palabra Henutsen agradezco tus consejos y son prudentes pero Alkair es un hombre honrado con “El oro del coraje”, y no puedo permitir que nadie más dirija la guardia en palacio. Atón me ha hablado esta noche, el disco solar me ha dicho que bajo el brazo de ALkair, estaremos seguros, asi que ni te atrevas a cuestionar eso, Henutsen, nadie conoce mejor los designios de la vida y el tiempo como Atón.

El mago estaba bastante irritado pues estaba desconcertado de ver como Akenatón había escapado en este tema de su férreo control mental, sin duda alguien más tenía acceso a la mente del faraón, de repente sintió un escalofrió, solo había una persona capaz romper su control mental, y dominar una mente ya dominada. La sola idea de imaginar que esa persona estaba aun entre los vivos turbo al mago, que acepto de mala gana la voluntad de Akenatón y salió de la instancia apresuradamente.
Al salir se topo con Kal –el y sus hombres, que le informaron del nuevo cambio de control de la seguridad en palacio.

-Kal- el no sé a que estás jugando, pero te garantizo que si te sigues entrometiendo en mis asuntos con Akenatón tu y tu familia lo pagareis caro. Los ojos de Henutsen solo irradiaban ira, una profunda ira.

Kal –el no contesto se limito a mirarle desde sus dos metros de altura con condescendencia y una leve sonrisa casi malévola. Se aparto a un lado para dejarle pasar y ordeno a sus hombres entrar en la sala .

Cuando entraron Alkair fue tratado como si nada hubiera pasado el fatídico día anterior, recibió la mejor de las sonrisas de Akenatón y Kal –el fue tratado con afecto . Algo había cambiado en el comportamiento del faraón, sin duda los hijos de Anubis no eran los únicos que luchaban por la salvación de las almas de los habitantes de la ciudad, las serpientes de la noche se dedicaban a hacer su trabajo aunque fuera entre las sombras, con la complicidad de la oscura noche.



*khopesh, kefresh o jepesh (ḫpš) es una espada o sable de hoja curva, en forma de "u" o forma de hoz (dependiendo del periodo) con el filo en su parte convexa, utilizada en el antiguo Oriente Próximo y en la zona de Canaán y que se popularizó el Antiguo Egipto.