CAPITULO 7 Anuk (continuación)

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Durante toda su vida, Anuk había tenido sueños recurrentes con el agua, océanos, ríos, cataratas y fuentes. Ella lo llamaba su mundo azul. Esa noche también estaba soñando con el agua, aunque esta vez, quizás embriagada por el alcohol en su cuerpo, el sueño estaba siendo increíblemente intenso. Se encontraba completamente desnuda bañándose en las Fuentes del Nilo, a la sombra de la primera Catarata en Swenet. La sensación de estar viva era tan intensa que Anuk se dejó llevar en ese festival de luz y agua. Se puso en cuclillas debajo de la cascada, para sentir el agua golpeando en su espalda, cerró los ojos y como si de la diosa Anuket se tratara, dejo correr sus instintos más salvajes y comenzó a acariciar suavemente su cuerpo. Apoyó su mano izquierda en un saliente de la pared y levantó la cabeza para sentir el agua con fuerza en su rostro, mientras que con su mano derecha acariciaba poco a poco su cuerpo. Empezó por su rostro que estaba totalmente limpio, ya que la fuerza del agua había borrado toda huella de su maquillaje. Siguió por su pecho, que en ese momento, estaba duro y firme con el pezón hinchado debido a su excitación, y comenzó a a bajar hasta que encontró su sexo rasurado y comenzó a juguetear con sus dedos. Anuk estaba completamente dedicada al placer, cuando de repente se sintió observada. En un principio su primer impulso fue detenerse, pero algo en su interior hizo que se sintiese todavía más excitada. Anuk cerró los ojos y se imaginó como ese extraño se acercaba y posicionándose frente a ella, sacaba su miembro para que Anuk pudiera juguetear con el e introducírselo suavemente en su boca. En ese momento, un latigazo de extasis recorrió su cuerpo y las temblorosas piernas de la joven no pudieron aguantar su propio peso. Anuk cayó sobre sus rodillas gimiendo de placer.
Se despertó o al menos eso creía ella. Continuaba con los ojos cerrados, jadeando. No quería perder el sueño, deseaba continuarlo, pero su respiración y la tensión de su cuerpo la impedían concentrarse, asi que no tuvo otro remedio que abrirlos. Fue entonces cuando su corazón ya acelerado sufrió una nueva sacudida. Frente a ella desnudo, se encontraba el joven del cabello rojo. Anuk se rindió. Se dejo llevar y estiro su pierna izquierda buscando el contacto con el joven. Jugueteó con ella sobre su cuerpo desnudo y sobre su miembro.

-¿Quién eres, tu que moldeas mis sueños?, - dijo Anuk, mientras se incorporaba para besarle en los labios.
No hubo respuesta, tan solo una leve sonrisa acompañada de una lujuria y un placer desenfrenado. Los besos y las caricias se multiplicaban, mientras Anuk se sentía como un pedazo de arcilla en sus manos. El conseguía hacerle sentir viva y estimulaba zonas de su cuerpo que le otorgaban un placer hasta entonces desconocido. Fue entonces cuando miles de imágenes empezaron a invadir la mente de Anuk, sin ningún tipo de coherencia, acompañados de un lenguaje que desconocía.

-Anuket , mi diosa del agua, señora de Sehel, pronto recordaras.- La voz de Seth era suave y embaucadora, inquietantemente inhumana.
Anuk se puso a horcajadas sobre él e introdujo con delicadeza el miembro de seth en su sexo. Le beso, le abrazo y le araño fuertemente la espalda, mientras le pedía más velocidad. Quería ser tomada por Seth, una y otra vez. La mente de de la joven bailarina se había desconectado de la realidad. Ya era notorio que no sabia si estaba despierta o dormida. Su cuerpo le decía una cosa, su mente otra. Seth la cambia de postura. La puso de rodillas con los brazos apoyados sobre el altar de Aton, y la tomo como era costumbre desde atrás. El placer era demasiado intenso, y ya no podía aguantar más. Jugueteo con sus dedos buscando el placer antes del orgasmo, y en ese momento sintió una punzada de dolor en el cuello. Los ojos se le entrecerraron y sintió como todas sus fuerzas abandonaban su cuerpo, sostenida por el fibroso brazo de Seth. Anuk apenas tuvo fuerza para comprobar como manaba a borbotones la sangre del cuello y caía sobre sus pechos , manchando su cama. Exhausta y muy débil a causa de la pérdida de sangre Anuk cayó sobre la cama, esperando el final definitivo. Fue entonces, cuando Seth se mordió una de sus muñecas, dejando salir un potente torrente de sangre negra. Acerco su herida a la boca de Anuk y la obligo a beber de ella. Su sangre era lo más parecido a la divinidad que jamás hubiera estado nadie. Sintió como mil vidas la llenaran por dentro y como la fuerza de un huracán corriese de nuevo por sus venas. Cuando creyó que era suficiente, Seth aparto el brazo, y sujetándola suavemente por el rostro le dijo:

-Descansa Anuk, mañana te preguntaras si esto ha sido real o un sueño

-Es un sueño, no hay duda, un simple sacerdote de Seth no podría ni soñar tocarme, dijo Anuk, mientras miraba fijamente a los ojos del joven.

- Es cierto, solo el faraón o los dioses en persona podría hacerlo. Por cierto esto no lo vas a olvidar, voy a dejar que te acuerdes de ello, pero ahora duerme.
Anuk, intento darle replica, pero cayo dormida en sus brazos, cuando sintió como su cuerpo caía dulcemente contra su cama, todavía pudo escuchar, un leve “te quiero” en la lejanía.