CAPITULO 4 Seti (continuación)

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Seti salió apresuradamente hacia las dependencias subterráneas de palacio.Tenia una sola idea en la cabeza y nada ni nadie podría hacerlo abandonar su propósito. Hizo llamar a media docena de esclavos y localizo dos instancias oscuras,seguras y fácilmente defendibles. La tarea era sencilla debía despejarlas y adecentarlas para sus nuevos y carismáticos amigos griegos. La tarea no le llevo más de veinte minutos, la eficiencia siempre había sido su marca de identidad. Una vez hubo dejado todo cuidadosamente preparado se retiro a su pequeña habitación. Allí tenía su cama para descansar y una interminable cantidad de papiros y varios calamos rotos. El cansancio finalmente le venció y se sumió en un profundo sueño.
Sobrevolaba el mar como si de un pájaro se tratase, un mar enfurecido y de un intenso color azul. Seti observaba con emoción ese autentico baño de color y vida, que contrastaba de sobremanera con el intenso calor del desierto donde se ubicaba el palacio de Amarna. Se sentía vivo y la sensación de euforia recorría todo su cuerpo, a lo lejos contemplo una gran isla y una ciudad de ensueño, rodeada de anillos de tierra, separando sus diferentes canales con un último anillo del que manaba una luz cegadora. Una vez sobrepasado el mar, Seti descendió de los cielos y fue arrojado en un gran lago de agua dulce, rodeado de una extensa vegetación que emanaba vida, Seti se encontraba desnudo, en una autentica “tierra de gigantes”. Los bóvidos, aves ,y reptiles campaban a sus anchas, la belleza de muchos de ellos era casi sobrenatural, un imponente uro se acerco pacíficamente al joven escriba y se arrodillo sumisamente ante el. Todo estaba lleno de vida pero de repente, un viento imponente y amenazador empezó a azotar los arboles y el frio penetro rápidamente en los huesos de seti que se acurrucó para mantener el calor de su cuerpo. El uro había desaparecido y las estrellas del cielo se habían apagado, poco a poco todo se tornaba en una densa oscuridad y en pocos segundos Seti ya no pudo ver nada, salvo una inquietante oscuridad que había consumido todo a su alrededor, en medio de la oscuridad escucho una melódica y tranquilizadora voz:

-Akenaton regresara junto a un poderoso mago, eso mago debe morir Seti, y el arma la tienen los hebreos, busca la hoja de Abrahan.

El sueño continuo por otros derroteros y pronto todo se volvió a llenar de luz. Seti descanso esa noche como hacía años que no lo conseguía, olvido sus responsabilidades, sus deberes de palacio e incluso sus miedos más profundos. Al levantarse no recordaba nada del sueño,salvo esas misteriosas palabras resonando en un rincón muy profundo de su mente. Alguien de naturaleza tranquila y sosegada no le habría dado mucha importancia, pero la curiosidad de Seti, hizo que esa mañana su primera tarea fuera interrogar a los esclavos a su cargo acerca de ese cuchillo, sin duda algo, que dejaría desconcertados a todos los hebreos de palacio.