CAPITULO 6 Kal -el (continuación)

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Kal –el se dirigía con paso firme hacia las instancias inferiores de palacio, por su cabeza rondaban diferentes pensamientos, demasiadas cosas sin resolver, esta noche se acabarían los formalismos con la comitiva griega, esta noche hablaría con los sacerdotes de Seth, no podía perder ni un minuto más. Estaba a punto de descender hacia la sala que daba acceso a los pasillos subterráneos cuando fue interceptado por un jadeante Alkair. Con un simple golpe de vista Kal- el supo que la cosa no iba bien, algo grave había sucedido.

-Alkair, ¿Qué ha ocurrido? – dijo mientras comprobaba que su fiel compañero no estuviera herido.

-¡Tyaty!, el anciano sacerdote del templo, ese maldito traidor, se ha quitado la vida. Han introducido un objeto en palacio, no se que es, pero no es nada bueno… Kal-el, ¡la rebelión esta en las puertas de palacio! –dijo Alkair mientras apretaba sus puños fuertemente.

-Mantén la calma amigo mío. ¿Qué ha pasado exactamente?, ¿Por qué se ha quitado la vida ese anciano?, Alkair cuéntamelo.


El joven guerrero trago saliva, cerro los ojos durante un breve instante y empezó a hablar de forma tranquila y pausada. Le contó todo con extremo detalle, sus primeras investigaciones, la generosa donación de los ancianos y el joven que les acompañaba, y como esa donación se había tornado en un soborno para introducir un objeto en palacio, que habría introducido el anciano sacerdote. Pero de que se trataba y cual era su cometido eran un enigma para el. Cuando se disponía a interrogarle, se quito la vida ingiriendo un potente veneno. Pero la mortal amenaza vertida sobre el faraón, no dejaba de perturbarle.

-Kal –el, creo que diferentes facciones de los antiguos dioses quieren acabar con nuestro amado faraón y no lo permitiré- dijo Alkair enérgicamente.

-No estas en disposición de poder hacerlo muchacho - La voz resonó en la instancia como un trueno. Alkair blandió su espada y en apenas unos segundos estaba en posición defensiva protegiendo a Kal –el. La voz provenía de un joven con el cabello rojo como el fuego y las facciones casi perfectas. El mismo que la noche anterior se había presentado para pedir audiencia con el Tyaty, el mismo sin duda que había sobornado al anciano sacerdote del templo. Su postura era relajada y cuando contemplo la rápida reacción de Alkair, levanto una ceja y sonrío amablemente.

-Perro bastardo, te arrancaré el corazón- Dijo Alkair mientras se avalanzaba.

- Detente y ahorra energías muchacho, solo vengo a hablar con Kal el, además creo que te esperan en las cocinas, ¿no tenias que contarle a Seti los sucesos de anoche?, seguro que se muere de ganas por saberlo – su voz era una melodía embriagadora, parecía como si el mismo hubiera modelado el lenguaje que estaba utilizando.

Alkair envaino su espada, relajo su cuerpo y dándose media vuelta se marcho sin mediar palabra, dejando solos a dos hombres, que tenían mucho que contarse y bastante más que ocultar.

Ha pasado tanto tiempo, que pensé que este día no llegaría jamás, pero ahora estamos tan cerca , que apenas puedo contenerme, su sola presencia me desarma Kal –el , la espera ha terminado. – el joven muchacho acerco su mano en señal de afecto, pero no encontró correspondencia en el cansado Tyaty de palacio.

-No me llames Kal –el, sabes que ese no es mi nombre. Es cierto, así que vas a seguir con tu plan maestro, ¿nada te puede detener verdad?- Kal- el que en un principio había rehusado todo afecto, respiró profundamente , meneo la cabeza y se fundió en un fuerte abrazo con el muchacho.

-Sigo pensando que lo mejor es que sus almas no sean marcadas, déjame hacerlo a mi manera, puedo hacerlo a través del poder de mi pueblo- Kal –el volvía a intentar imponer su voluntad frente al joven.

-No podemos permitirnos un nuevo error,¿sabes lo difícil que es que todas sus almas estén juntas?. Kal –el esta vez se hará como siempre tuvo que ser, lo haré a través del don de la noche – dijo el muchacho que se mantenía a corta distancia.

Kal –el miraba directamente a los ojos del joven, sin duda una muestra de que podía luchar contra su control mental, y de que era un hombre sin miedo. Sus sentimientos eran contradictorios, estaba contento por poder volver a charlar con un viejo amigo, pero sabia que tendría que doblegarse a los deseos de su anfitrión, y eso le consumía por dentro.

-Seguiremos hablando de esto, ahora mismo la situación fuera de palacio comienza a ser peligrosa, las revueltas en Tebas cada vez son mas significativas, si tu estas detrás de esto deberías detenerlo – el joven Tyaty trasmitía una fuerte preocupación en sus palabras.

-Los humanos están apegados a sus dioses Kal –el, y comienzan a estar hartos de que un iluminado les haya impuesto un único dios, negando la existencia de aquellos a los que han venerado durante dinastías enteras. Esta revuelta es exclusivamente de los humanos, pero la herejía, es otra cosa. Akenaton esta siendo manejado por artes oscuras, y por eso estamos aquí, para acabar con aquellos que le controlan – La aptitud del joven era relajada, incluso se acerco a la ventana para contemplar el firmamento cubierto de estrellas.

-Mientras estés en palacio ¿dejaras que las cosas se hagan a mi manera?, o ¿vamos a tener que estar discutiendo por todo?- Dijo Kal –el mientras se acerca a la ventana junto a el.

-Lo intentaré pero no te prometo nada. No te preocupes y disfruta de estos días, relájate eres el hijo de un dios, por ahora la amenaza contra nosotros es ridícula, otra historia será cuando comencemos a tirar de los hilos que manejan al hereje- dijo el joven mientras se disponía a abandonar la instancia.

Kal- el siempre había mantenido una relación de amor y odio con el. No quería dar su brazo a torcer y aunque sabia que las siguientes palabras que iba a pronunciar causarían un gran dolor, no podía permitir que se descartara su plan, por la simple imposición de su joven amigo, ya que en el corazón de Kal –el también latía un fuerte sentimiento por sus amigos, espacialmente por Anuk.

-Debe ser muy duro haber vivido tanto tiempo, yo por lo menos voy coleccionando vidas plenas, nazco, me reproduzco, muero y por la gracia del poder de mi pueblo vuelvo nacer una y otra vez recordando mis vidas pasadas, pero tu Seth, tu no has dejado de morar, lleno de odio, de rencor, sin esperanza, ¿Qué te hace pensar, que eso es lo mejor para nuestros amigos?- Kal –el miraba a Seth con una mezcla de sobriedad y pena.

Seth se quedo en silencio, pensativo, como ausente,dio media vuelta y prosigio su marcha.

Lo peor de todo, no es haber vivido tantos años sin ella, es recordarlo- dijo Seth al tiempo que se desvanecía en sombras.