Follow me on Twitter RSS FEED

CAPITULO 7 Anuk

Posted in By Seth 1 comentarios

Durante el día Anuk se había dedicado a si misma. En primer lugar, nada más levantarse de un agradable y profundo sueño, había decidido tomar una ducha relajante como era costumbre, asistida por sus dos esclavas más leales, la dulce y atenta Sarh y la siempre atenta Mariah. Una vez limpia y perfumada la joven había estado comentando los detalles más vistosos de la noche anterior, pues con el tiempo había desarrollado cierta complicidad con ellas, la vida a veces era demasiado dura como para granjearse enemigos tan cercanos. Así pues las relaciones con ellas eran bastante buenas, aunque siempre manteniendo las distancias propias de sus respectivas clases sociales. Esa mañana todo eran buenas noticias y cumplidos incluso recibió la felicitación de muchas de sus compañeras de la Casa Jeneret, y en particular la más especial de todas y la más importante la de “la venerable”.

-Tus pasos Anuk están tocados por la luz de Aton –dijo mientras se acercaba cariñosamente a observar más de cerca su laborioso y perfecto maquillaje.

-Muchas gracias, venerable, es un honor recibir este cumplido. Espero poder estar a la altura las expectativas la próxima vez.

. No te preocupes y desde luego que colmaste mis expectativas anoche y lo volverías a hacer hoy, pero no habrá próxima vez, al menos no en esta visita- eres la amada Gran Esposa de nuestro faraón y los ojos de esos griegos ya han visto demasiado. La madura mujer se acerco a menos de un palmo de su rostro.

-Dile a esa esclava tuya, que te retoque el perfil de tu ojo derecho, no me gusta lo que transmite, es demasiado vulgar- su expresión era de sobriedad absoluta.

-Así se hará, Venerable. Si me disculpa. Anuk salio de la sala de baños con el ánimo un tanto compungido, pues aunque solo le gustaba actuar para su faraón hoy había algo en el aire que la impulsaba a bailar, pero no sabia decir exactamente que era.

Cayó la noche, y el cielo se fue oscureciendo, poco a poco una amenaza de tormenta fue instaurándose sobre la ciudad. Anuk se había retocado el maquillaje y había pasado unas horas, estudiando algo de música y conversando con sus compañeras, comió poco y a disgusto y paso la mayor parte de tarde descansando. Cuando Kairka apareció para comprobar si su tobillo había aguantado bien la actuación de ayer sintió un profundo alivio y decidió acompañarle junto a sus esclavas en un paseo por palacio con la excusa de probar la flexibilidad en su tobillo tras su lesión. La tormenta parecía que iba a romper el cielo en dos y en vez de pasear por los aledaños del palacio optaron por bajar a las dependencias más cercanas a la puerta principal. Anuk Tenía pensado regresar pronto, pero al poco de haberse sentado con Kairka, a disfrutar de una buena conversación, un esclavo se acerco con un mensaje de Kal- el.

ACOMPAÑAME ESTA NOCHE. TE NECESITO EN LA CENA


Anuk se extraño un poco del tono empleado en el mensaje y dedujo que si Kal- el había solicitado su presencia, habría tenido sin duda más que palabras, con “la venerable”. En cualquiera de los casos, le daba lo mismo, la conversación con Kairka estaba siendo amena, y aunque no le gustaba admitirlo, el no tener cerca al faraón era como una bocanada de aire fresco. Con el paso del tiempo Anuk había dejado de admirar y sentir amor por el faraón. Ahora solo se sentía una más. De hecho deseaba que las noches en las que solicitara su presencia, Akenaton estuviera demasiado borracho, o demasiado cansado para poseerla. Con el paso del tiempo había desarrollado un gran cariño hacia su Tyaty, ella no lo llamaría amor, pero había algo en Kal-el que despertaba su lado más salvaje, y eso a veces le daba miedo, aunque otras veces la empujaba a aceptar sin ninguna queja sus ordenes más cripticas. Esa noche la fiesta tenia un carácter estrictamente privado, y fue una sorpresa no encontrar a nadie de la nobleza, ni siquiera a los más afines al faraón allí. Incluso la representación formal de la Casa Jeneret se limitaba tan solo a ella. ¿Dónde estaba todo el mundo?, los griegos iban a estar tan solo acompañados por menos de una docena de personas de palacio. Kal –el como Tyaty y máximo responsable de palacio dominaba con su presencia la sala, le flanqueaban a su lado derecho Seti, el escriba real más afamado y administrador de palacio, en el izquierdo se coloco Alkair el jefe de la guardia de palacio. Dos miembros de la guardia se habían quedado custodiando la entrada a la sala, y por ultimo se encontraban ella misma que había llegado con Kairka y sus dos esclavas. Frente a ellos los griegos, esta vez acompañados por una joven muchacha, que se presento bajo el nombre de Ariadna y un poco más alejado y con aire de distraído, como en tierra de nadie, un invitado que parecía no encajar en algo tan selecto, se trataba de Seth que seguía manteniendo su coartada de joven sacerdote del culto prohibido frente a los demás.

-Sentaros junto a nosotros, nos espera una agradable velada con nuestros invitados – Kal- el se encontraba relajado y observaba con cierta expectación los movimientos de Seth.

Las emociones en el ambiente eran de una gran amabilidad, acompañadas de una tranquilidad y una paz que hacían de la cena, todo un espectáculo de cordialidad. Anuk se dejo llevar y el protocolo en la sala hacia horas que había desaparecido, parecía como si un grupo de viejos amigos estuviera compartiendo una cena de festividad. Incluso las esclavas de Anuk, eran tratadas con suma exquisitez, sin duda algo muy raro estaba sucediendo, pero ¿Quién quería preocuparse por eso?, Anuk no desde luego.

Durante la cena Hesiodo narro grandes relatos sobre la creación del mundo, Homero cantó las gestas de los dioses más jóvenes y Orfeo contó la triste historia del amor derrotado en el inframundo. Anuk se dejo llevar, se mostró tal como era, una muchacha alegre y sin complejos que a veces se encontraba encerrada en una vida que aunque desde los privilegios era una gran suerte, estaba llena de trampas. La noche estaba muy avanzada cuando Hesiodo y homero se retiraron acompañados de Sarah y Mariah que habían pedido permiso a Anuk para acompañarles a sus aposentos. Otros comensales abandonaron la sala con diferentes excusas, incluso Kal –el se ausento alegando, que necesitaba tomar el aire, en pocos minutos Anuk se encontró a solas con Seth, que gentilmente le ofreció una copa de vino.


-Dice Kal- el, que eres un viejo amigo suyo, no lo parecía la verdad, la otra noche cuando estabais discutiendo- Anuk aunque se encontraba muy a gusto no podía olvidar, que este chico no le producía precisamente una sensación de tranquilidad.

-Asi es, somos viejos amigos, hemos compartido muchas cosas- Seth se acerco a su lado y con su mano, toco suavemente la mejilla de Anuk.

-¿Sabes que podrían matarte por lo que acabas de hacer? – Anuk no podía dejar de mirar los profundos ojos azules del joven.

-Supongo que eso pasaría si alguien se enterara de esto, pero ahora estamos solos tu y yo. Seth sonrío dulcemente.

-Si me vuelves a tocar, tendré que matarte. Anuk tomo distancia con Seth

-Jamás te haría daño, solo quería comprobar que eres real.

Seth se incorporo y se dispuso a irse de la sala cuando estaba a punto de salir, Anuk le ordeno detenerse. Se acerco hacia el y le dijo:

Todo esto es muy extraño, un pobre sacerdote no le habla asi al Tyaty de palacio, ni se atreve a tocar a la favorita del Faraón. ¿Quién eres?- Anuk sentia una curiosidad malsana por el.

Esta noche te lo cuento en tus sueños, ahora voy a alimentarme.

Anuk se quedo paralizada por sus palabras, durante un segundo pensó incluso que realmente ese muchacho las habia pronunciado, pero luego lo pensó mejor, seguramente el vino y su imaginación le habían jugado una mala pasada, pues no recordaba haber intercambiado ni una sola palabra con el.

Capitulo 6 Kal-el (continuacion 2)

Posted in By Seth 0 comentarios

Una gran cantidad de recuerdos habían inundado la mente de Kal-el, recuerdos de otras vidas pasadas, antes de la herejía de Akenatón, muchos antes del comienzo del gran Imperio egipcio. Vidas todas ellas donde había aprendido a contralar la ira y el rencor, algo que Seth no podía dejar de lado ni un solo instante. Sus vivencias habían sido ricas y plenas. Kal –el era uno con su pueblo , pues en sus diferentes vidas había engendrado una gran prole, en ese tiempo su tribu se había fortalecido, era sin duda el clan más poderosos de Egipto, el llamado clan del chacal. Pero no todo habían sido alegrías en este largo periodo, los tiempos de los clanes habían caído en el olvido, y aun siendo poderosos y autosuficientes, tenían que vivir en la clandestinidad, para los habitantes del imperio, el tiempo de los clanes era casi un mito, un tiempo pasado, donde se empezó a construir la religión. Con el paso del tiempo Kal- el había asentando las bases de la tradición de Anubis y en el tiempo en el que era venerado, el poder de su tribu llego a ser tal, que ponían y quitaban faraones a voluntad. Pero con el paso del tiempo comenzaron las guerras de los dioses, y las criaturas sobrenaturales que moraban en la noche reclamaron su poder, se empaparon de la religión creciente y adoptaron las personalidad de los dioses. Fueron tiempos convulsos, de un gran derramamiento de sangre, pero que se resolvieron con un pacto sagrado, el juramento del Nilo. Pero ese tiempo de paz se había roto con la ruptura religiosa de Akenatón, el pacto estaba en peligro, y si bien los humanos eran ajenos a estas tribulaciones, el poder de las criaturas de la noche había despertado una vez mas.

Cuando Kal –el escucho el primero de los truenos no se imagino que vería la tormenta más intensa y duradera en varios cientos de años. El cielo se había roto en un baile hipnótico de relámpagos al son de un constante e inconfundible sonido de una brutal tromba de agua. La gente corría de un lado para otro refugiándose de la lluvia y Kal –el observaba como el agua limpiaba de pecado una ciudad condenada, o al menos eso quería creer. Después de su conversación con Seth había estado dándole vueltas al tema de la seguridad de Akenaton. Por lo que sabia hasta ahora fuerzas oscuras estaban manipulando la voluntad del faraón y eso explicaría sin lugar a dudas el distanciamiento paulatino que había tenido con sus mas estrechos colaboradores y como decidió ausentarse de la importante visita de los emisarios las polis griegas. Una vez se había dejado llevar el tiempo suficiente por el fuerte olor a tierra mojada y a había contemplado esa maravillosa estampa, decidió ponerse manos a la obra. Ordeno llamar a Seti, al que puso al tanto de las nuevas reglas de protocolo con los griegos, la consigna era clara, libertad absoluta de movimientos para los emisarios. Sobre Seth también levanto cualquier veto que pudiera existir a su entrada en palacio, aunque sabia que si quería entrar, no tendría resistencia, así que lo mejor era dejarle campar a sus anchas. Cuando termino de poner en claro ciertos aspectos más sobre el banquete de esa noche, continuo con su ronda de visitas antes del segundo banquete, esta vez, busco algo de paz en las sabias palabras de su amigo y medico real Kairka, al que tenia mucho que agradecer y algunas cosas que explicar.

-Kairka, debo hablarte de un tema delicado referente a nuestros invitados- dijo Kal- el

-Sin duda algo extraño sucede con ellos, pero no creo que sea de mi incumbencia- Kairka observaba con expectación los movimientos de su tyaty.

-Esas preguntas que te rondan, sin duda tienen respuesta, pero todavía no estás preparado. Debes confiar en mi amigo mío, Kal-el puso su mano en elhombro de Kairka en señal de cariño y respeto.

-¿Son de fiar?, ¿podemos estar tranquilos?- Kairka quería dejar zanjado el tema.

-Todos ellos. Además he de decirte que rondara el palacio un viejo conocido, ese chico de pelo rojizo, con el que tuve la audiencia hace un par de días, su nombre es Seth .

-¿Seth?, vaya que afortunados somos de tener al mismísimo Seth aquí – Kairka sonrió en tono de burla.

Kal –el guardo silencio y sonrió levemente, sin duda Kairka no se podía imaginar, quien era ese chico, ese caminante del tiempo, pero sin duda el era el único dueño de ese nombre, pues le había sido otorgado mucho antes de cualquier dinastía, quizás mucho antes de que nadie poblara esta tierra.

-Si no necesitas más de mi, Kal- el, me gustaría visitar a Anuk, quiero saber cómo ha evolucionado su tobillo.

- Parte tranquilo, solo una cosa más. Muchas gracias por tu atención estos días, Kairka, eres muy importantes para nosotros en palacio, gracias de verdad.

-Bueno, uno se alegra de ser de utilidad – Kairka se retiro con paso firme y sereno.

Kal-el sonrió, sin duda la vida de Kairka iba a dar un giro inesperado, y estaba deseando verlo.

CAPITULO 6 Kal -el (continuación)

Posted in By Seth 1 comentarios

Kal –el se dirigía con paso firme hacia las instancias inferiores de palacio, por su cabeza rondaban diferentes pensamientos, demasiadas cosas sin resolver, esta noche se acabarían los formalismos con la comitiva griega, esta noche hablaría con los sacerdotes de Seth, no podía perder ni un minuto más. Estaba a punto de descender hacia la sala que daba acceso a los pasillos subterráneos cuando fue interceptado por un jadeante Alkair. Con un simple golpe de vista Kal- el supo que la cosa no iba bien, algo grave había sucedido.

-Alkair, ¿Qué ha ocurrido? – dijo mientras comprobaba que su fiel compañero no estuviera herido.

-¡Tyaty!, el anciano sacerdote del templo, ese maldito traidor, se ha quitado la vida. Han introducido un objeto en palacio, no se que es, pero no es nada bueno… Kal-el, ¡la rebelión esta en las puertas de palacio! –dijo Alkair mientras apretaba sus puños fuertemente.

-Mantén la calma amigo mío. ¿Qué ha pasado exactamente?, ¿Por qué se ha quitado la vida ese anciano?, Alkair cuéntamelo.


El joven guerrero trago saliva, cerro los ojos durante un breve instante y empezó a hablar de forma tranquila y pausada. Le contó todo con extremo detalle, sus primeras investigaciones, la generosa donación de los ancianos y el joven que les acompañaba, y como esa donación se había tornado en un soborno para introducir un objeto en palacio, que habría introducido el anciano sacerdote. Pero de que se trataba y cual era su cometido eran un enigma para el. Cuando se disponía a interrogarle, se quito la vida ingiriendo un potente veneno. Pero la mortal amenaza vertida sobre el faraón, no dejaba de perturbarle.

-Kal –el, creo que diferentes facciones de los antiguos dioses quieren acabar con nuestro amado faraón y no lo permitiré- dijo Alkair enérgicamente.

-No estas en disposición de poder hacerlo muchacho - La voz resonó en la instancia como un trueno. Alkair blandió su espada y en apenas unos segundos estaba en posición defensiva protegiendo a Kal –el. La voz provenía de un joven con el cabello rojo como el fuego y las facciones casi perfectas. El mismo que la noche anterior se había presentado para pedir audiencia con el Tyaty, el mismo sin duda que había sobornado al anciano sacerdote del templo. Su postura era relajada y cuando contemplo la rápida reacción de Alkair, levanto una ceja y sonrío amablemente.

-Perro bastardo, te arrancaré el corazón- Dijo Alkair mientras se avalanzaba.

- Detente y ahorra energías muchacho, solo vengo a hablar con Kal el, además creo que te esperan en las cocinas, ¿no tenias que contarle a Seti los sucesos de anoche?, seguro que se muere de ganas por saberlo – su voz era una melodía embriagadora, parecía como si el mismo hubiera modelado el lenguaje que estaba utilizando.

Alkair envaino su espada, relajo su cuerpo y dándose media vuelta se marcho sin mediar palabra, dejando solos a dos hombres, que tenían mucho que contarse y bastante más que ocultar.

Ha pasado tanto tiempo, que pensé que este día no llegaría jamás, pero ahora estamos tan cerca , que apenas puedo contenerme, su sola presencia me desarma Kal –el , la espera ha terminado. – el joven muchacho acerco su mano en señal de afecto, pero no encontró correspondencia en el cansado Tyaty de palacio.

-No me llames Kal –el, sabes que ese no es mi nombre. Es cierto, así que vas a seguir con tu plan maestro, ¿nada te puede detener verdad?- Kal- el que en un principio había rehusado todo afecto, respiró profundamente , meneo la cabeza y se fundió en un fuerte abrazo con el muchacho.

-Sigo pensando que lo mejor es que sus almas no sean marcadas, déjame hacerlo a mi manera, puedo hacerlo a través del poder de mi pueblo- Kal –el volvía a intentar imponer su voluntad frente al joven.

-No podemos permitirnos un nuevo error,¿sabes lo difícil que es que todas sus almas estén juntas?. Kal –el esta vez se hará como siempre tuvo que ser, lo haré a través del don de la noche – dijo el muchacho que se mantenía a corta distancia.

Kal –el miraba directamente a los ojos del joven, sin duda una muestra de que podía luchar contra su control mental, y de que era un hombre sin miedo. Sus sentimientos eran contradictorios, estaba contento por poder volver a charlar con un viejo amigo, pero sabia que tendría que doblegarse a los deseos de su anfitrión, y eso le consumía por dentro.

-Seguiremos hablando de esto, ahora mismo la situación fuera de palacio comienza a ser peligrosa, las revueltas en Tebas cada vez son mas significativas, si tu estas detrás de esto deberías detenerlo – el joven Tyaty trasmitía una fuerte preocupación en sus palabras.

-Los humanos están apegados a sus dioses Kal –el, y comienzan a estar hartos de que un iluminado les haya impuesto un único dios, negando la existencia de aquellos a los que han venerado durante dinastías enteras. Esta revuelta es exclusivamente de los humanos, pero la herejía, es otra cosa. Akenaton esta siendo manejado por artes oscuras, y por eso estamos aquí, para acabar con aquellos que le controlan – La aptitud del joven era relajada, incluso se acerco a la ventana para contemplar el firmamento cubierto de estrellas.

-Mientras estés en palacio ¿dejaras que las cosas se hagan a mi manera?, o ¿vamos a tener que estar discutiendo por todo?- Dijo Kal –el mientras se acerca a la ventana junto a el.

-Lo intentaré pero no te prometo nada. No te preocupes y disfruta de estos días, relájate eres el hijo de un dios, por ahora la amenaza contra nosotros es ridícula, otra historia será cuando comencemos a tirar de los hilos que manejan al hereje- dijo el joven mientras se disponía a abandonar la instancia.

Kal- el siempre había mantenido una relación de amor y odio con el. No quería dar su brazo a torcer y aunque sabia que las siguientes palabras que iba a pronunciar causarían un gran dolor, no podía permitir que se descartara su plan, por la simple imposición de su joven amigo, ya que en el corazón de Kal –el también latía un fuerte sentimiento por sus amigos, espacialmente por Anuk.

-Debe ser muy duro haber vivido tanto tiempo, yo por lo menos voy coleccionando vidas plenas, nazco, me reproduzco, muero y por la gracia del poder de mi pueblo vuelvo nacer una y otra vez recordando mis vidas pasadas, pero tu Seth, tu no has dejado de morar, lleno de odio, de rencor, sin esperanza, ¿Qué te hace pensar, que eso es lo mejor para nuestros amigos?- Kal –el miraba a Seth con una mezcla de sobriedad y pena.

Seth se quedo en silencio, pensativo, como ausente,dio media vuelta y prosigio su marcha.

Lo peor de todo, no es haber vivido tantos años sin ella, es recordarlo- dijo Seth al tiempo que se desvanecía en sombras.

Capitulo 6 Kal-el

Posted in By Seth 1 comentarios

Se había dejado llevar en sus ensoñaciones por los sensuales e hipnóticos movimientos de Anuk , pero Kal –el sabia que ese momento seria el ultimo de paz para él, en el Horizonte de Atón. Durante la cena se dio cuenta que los emisarios griegos no eran lo que aparentaban ser, unos simples mortales. Estaba convencido que eran criaturas de la noche, y aunque parecía que la sed de sangre natural en ellas estaba contenida, no dejaba de preguntarse cuando empezarían los problemas. Sus modales habían sido exquisitos y habían sido unos invitados ejemplares, pero sin duda venían a por algo, o alguien. El primer pensamiento de Kal –el fue de impotencia. Ya no podía hacer nada sin revelar su verdadero poder, su tapadera como Tyaty estaba en peligro, intentar imponerse a la voluntad de Homero, Hesiodo, Orfeo y la joven misteriosa, sería sin duda imprudente, aunque Kal –el orgulloso de si mismo sabía que no le aguantarían una confrontación directa, no contra un fiel devoto de Anubis. Pero no era a ellos a quien Kal –el temía sino al joven pelirrojo que se había presentado ayer en palacio, aquel mismo que se había presentado hace diez años en Tebas, cuando el comenzaba a ascender en su carrera política junto a Akenaton, aquel que se presento el día de su nacimiento, aquel que se presento el día del nacimiento de su difunto padre, aquel que en las leyendas de su tribu, le cantaba dulces canciones al oído al padre de su padre cuando era un bebé. Durante generaciones enteras su familia le había conocido como “la sombra”, pero Kal-el sabia muchas cosas sobre él, tal vez demasiado conocimiento para no comenzar a sentir una profunda intranquilidad. Se arrodillo delante de la piscina que adornaba el centro de sus aposentos y comenzó a rezar a Anubis, en busca de una respuesta, todo parecía confuso, y ahora mismo el consejo de su amado dios, era lo único que le importaba.

-Oh Anubis, “el que abre caminos”, señor de Abidos
Escucha la plegaria de los tuyos,
que viven bajo tu poder en las dos tierras

El agua de la piscina comenzó a agitarse, algo emergió de ella, una figura casi intangible del mismísimo Anubis de unos cuatro metros de altura se mostraba majestuosa frente al tyaty.

-Kal –el es la hora de despertar a los durmientes, debes cumplir el juramento. A partir de ahora eres el custodio de nuestra Alianza con Seth, ha llegado la hora de acabar con los herejes. La voz era extremadamente grave e inhumana, como si ese ser no estuviera acostumbrado a hablar el moderno lenguaje de los hombres.
Kal- el continuo arrodillado, escuchando atentamente a la criatura y se alzo majestuoso.

-Padre, no fallaré en mi cometido, reuniré a las tribus nómadas y las prepararé para la guerra – dijo Kal –el mientras veía como desaparecía la figura acuosa de Anubis.

Al salir de sus aposentos fue comprobando de primera mano, como los griegos se habían cuidado muy bien de ser molestados durante el día, sin duda habían utilizado artes oscuras para ello. Se acerco a ver al buen Kairka y le pidió que le preparara un brebaje tranquilizador, tenia que templar su ira, si no quería provocar a aquellos que habían entrado en su casa sin llamar. Aunque durante un momento, fantaseo con la idea de reventar algunos cráneos, por muy sobrenaturales que pudieran ser.

CAPITULO 5 Alkair (continuación)

Posted in By Seth 5 comentarios

Alkair se había vestido con sus mejores galas. Decidió dar un paseo para estirar un poco las piernas y ver como estaba la situación por la ciudad. Aunque Tebas estaba a casi tres días de camino de la ciudad, el eco de las revueltas estaba llegando a gran velocidad, y no era extraño, escuchar entre susurros críticas veladas al faraón, incluso llego a oídos de Alkair, que muchos pensaban que la ciudad estaba maldita. Alkair era joven, pero no era impulsivo, analizaba detalladamente todos los datos e intentaba pacificar los ánimos, cuando encontraba una hostilidad abierta, no tenia mas remedio que castigar a los herejes, pero la mayoría de las veces hacia la vista gorda, pues muchas de las criticas al faraón venían de su circulo más intimo, y el mismo a veces no entendía el rumbo que estaba llevando el faraón y por extensión el propio país. Había visto como habían sido desoídos los ruegos de los pueblos asediados por los hititas, y de cómo el faraón abandonaba la política del país, dejando a los recaudadores y el ejercito campar a sus anchas por el país. Realmente Alkair se cuestionaba muchas cosas, pero su posición y su jerarquía le impedían hacer lo que realmente desea, y muchas veces su frustración era un inseparable compañero de viaje. Al pasar cerca del gran templo de Aton decidió detenerse y de su interior escucho los últimos rezos, la noche había llegado pero para Aton siempre había palabras de suplica:

-¡Oh! Aton viviente origen de la vida

Cuando te elevas al Este en el horizonte llenas la tierra de belleza

Aunque estés lejos, tus rayos nutren cada campo

y cuando brillas ellos viven y crecen para ti.

Alkair entró en el templo y allí termino de escuchar las plegarias. Saludo amistosamente a los sacerdotes y quiso saber como estaba la situación en el templo. Aparentemente eran ajenos a las criticas y desde luego a las revueltas de Tebas, pero Alkair sabía que algo raro estaba pasando. Se quedo un rato allí hasta que se encendieron los primeros fuegos, y observo como salían los últimos devotos del dios. Una vez a solas se decidió a interrogar al sacerdote más anciano, eso si con mucha delicadeza, no podía permitir que pensara que estaba siendo interrogado.

-La noche hoy parece algo más cálida, debe ser que Aton se ha apiadado de nosotros. Dijo Alkair mientras ofrecía su mejor sonrisa.

-Aton, cuida de sus hijos, especialmente de los más devotos, y siendo usted quien es, el maestro de armas de palacio, sin duda hará que su instancia dentro de estos muros, sea cálida y tranquila, dijo el anciano mientras terminaba de colocar unas frutas delante de la estatua del dios.

Alkair continuo hablando con el y poco a poco fue llevando la conversación hacia el delicado tema, de los templos saqueados de los antiguos dioses, y pregunto si en estos días alguien extraño había pasado por el templo, o tal vez algunos grupos les habían increpado. La seguridad en le templo de Aton, era sumamente importante, pues si el pueblo veía que no se respetaba lo más sagrado, podría volver a cuestionarse, la autoridad de Akenaton para elevar a Aton por encima de todos los dioses, y eso desde luego no era ni aceptable ni comprensible.

-Ahora que lo menciona, creo que unos días atrás vino un joven con una pareja de ancianos, era su hijo creo. Fue extraño porque no parecía que fueran muy pudientes y sin embargo hicieron una generosa donación en oro. Dijo el sacerdote mientras instaba a Alkair a salir del templo con amabilidad.

-Entiendo, me imagino que serian devotos fieles. Que honrado por su parte ofrecer su oro a Aton, una muestra sin duda de una devoción increbantrable.- dijo Alkair

-Nada de eso, ese oro no era para Aton, ese oro era para introducir un objeto en el palacio del faraón.- dijo el sacerdote mientras tomaba distancia.

En un rápido movimiento Alkair desenvaino su espada y se abalanzo contra el sacerdote, con ánimo de reducirle y apresarle, pero no tuvo tiempo de hacerlo, antes de llegar al cuerpo a cuerpo, el sacerdote ingirió el contenido de un pequeño recipiente que escondía en su mano, en pocos comenzó a agonizar entre espasmos.

-Maldito hijo de mil felatrices, ¡dime que has hecho!, ¿Qué has introducido en palacio?, ¡responde! – dijo Alkair mientras zarandeaba violentamente el cuerpo del anciano

El anciano sacerdote intento decir algo, pero comenzó a expulsar enormes cantidades de sangre por la nariz y la boca, estaba a punto de morir, cuando consiguió decir unas palabras apenas inteligibles

-La perdición de Akenaton.

Alkair se quedo inmóvil unos segundos mientras sujetaba el cuerpo sin vida del anciano sacerdote, el tiempo suficiente para darse cuenta de una terrible conclusión, la guerra entre los dioses había llegado al corazón de Amarna.

CAPITULO 5 Alkair

Posted in By Seth 0 comentarios

Alkair se levanto esa mañana con un espantoso dolor de cabeza y con la tripa algo revuelta, sin duda la copiosa cena de la noche anterior les estaba pasando factura. De su mente se había ido la idea de investigar las amenazadoras revueltas politeístas, pensando que tal vez debería esperar al regreso del faraón. Así pues volvió a sus tareas en palacio organizando las guardias y preparando los actos de ese día. Decidió tomar un baño antes de iniciar la larga jornada de trabajo. La responsabilidad de las tareas hizo que rehusara del habitual majase de sus dos esclavas hebreas, no quería estar excesivamente relajado, pues temía algún incidente y deseaba estar con todos los sentidos agudizados. El primer día de estancia de la expedición griega en palacio había estado colmado de buenas sensaciones y un mutuo y cordial respeto, sin ningún fallo en el protocolo. Sin duda eso había sido una buena noticia, pero Alkair no estaría tranquilo hasta que partiesen y recibiese la felicitación expresa del faraón. Una vez terminado el aseso, recorrió las dependencias de palacio revisando los puestos de defensa. Sus soldados siempre leales controlaban la situación sin problema alguno, y una paz inquietante dominaba todos los rincones de Amarna, solo turbada por los movimientos de esclavos preparando la nueva cena. Aunque ni un solo griego salio de sus dependencias mientras el Sol abrasador iluminaba el palacio, no llamo la atención de ninguno de los oriundos, pues todos estaban convencidos, que los griegos eran demasiado sensibles a las temperaturas de la “tierra negra”. Así pues la jornada de trabajo matinal fue sin duda relajada. Seti había estado reuniendo a todos los esclavos esa mañana y les hacia reasignado a nuevas tareas, no sin antes preguntarles a fondo sobre sus tradiciones y rituales, Los esclavos estaban desconcertados, pero Seti , que podría haberlo hecho sin dar explicación alguna, les dijo que estaba recopilando esas leyendas, para preservar ese conocimiento, y así poder identificar a los enemigos de Aton, con mayor facilidad.

-Estos esclavos hebreos son sin duda de lo más enigmático, Alkair- dijo Seti mientras se apoyaba contra una pared para descansar y tomar algo de agua.

-¿Desde cuando te preocupas tanto por los esclavos, Seti?- dijo Kairka mientras se disponía a imitar a su amigo.

-Bueno, ya sabes que me gusta tenerlo todo bajo control. Tú tienes a tus soldados y yo tengo a mis esclavos. De todas formas ya he terminado por hoy con ellos, tengo mucho trabajo, han llegado muchos víveres y se han de almacenar con sumo cuidado. Dijo Seti mientras apuraba el último trago de agua.

- Ayer ocurrió algo extraño, no recuerdo haber ordenado a mis soldados proteger la entrada subterránea de palacio a los viejos aposentos de Kal –el, sin embargo hoy esta fuertemente custodiado por cuatro hombres, y sinceramente creo que es una buena decisión. Pero Seti, me turba bastante que ese vino que nos sirves nos nuble el juicio, creo que hoy no tomaré nada. Dijo Alkair mientras estrechaba fuertemente el antebrazo de Seti en señal de respeto.

Seti río a carcajadas, y devolvió el saludo a Alkair. Se marcho tranquilamente, con sus cortos pasos hacia la entrada secundaria de palacio, donde solían hacerse las tareas dependientes de la cocina. Parecía que seria un día tranquilo, así pues Alkair decidió que era un buen momento para relajarse. Comió algo, para recuperar fuerzas y como era costumbre entre los egipcios volvió a asearse, quería estar con sus mejores galas para la cena. La noche cayó y con ella llego una ligera brisa, una bocanada de aire fresco en ese infierno de calor desértico. Se encontraba relajándose sentado mientras sus dos jóvenes esclavas hebreas vertían agua fresca y perfumada y le sacaban la suciedad frotando tierra contras su cuerpo, cuando una persona entro en la sala. En un primer momento Alkair reacciona como un felino, y se puso en guardia en apenas unos segundos, pero esa tensión desapareció con la voz tranquilizadora que empezó a hablar en la sala.

-Perdone mi interrupción joven Alkair, pero no podía esperar – dijo la joven mientras ordenaba a las esclavas palmeando con las manos abandonar la sala.

Alkair estaba confuso, la belleza atlética de esa mujer era absolutamente arrebatadora, sus piernas torneadas, sus pechos perfectos, su larga melena morena y sus profundos ojos negros, habían herido profundamente el corazón del joven guerrero.

-Esta noche Alkair, quiero que después de la cena, cuando los músicos terminen su última actuación, salgas de palacio y te dirijas, al barrio de los herreros. Allí quiero que ejecutes al maestro de la forja. Deberás hacerlo como una sombra sin que nadie se percate de tu existencia – dijo la joven mientras esperaba cauta a que Alkair terminara de vestirse.

Alkair no cuestiono las órdenes, se encontraba ensimismado, intento hablar pero la belleza de la joven le tenía cautivado. ¿Quién era?, sin duda había venido con la expedición griega, cerro los ojos e intento concentrarse para poder hablar. Cuando los abrió, la muchacha había desaparecido y tan solo el olor de su perfume continuaba en el ambiente. Alkair no recordaba el encontró y pensó que había sido una ensoñación, aunque un deseo de matar rondaba su cabeza aunque no recordaba contra quien ni porque.

CAPITULO 4 Seti (continuación)

Posted in By Seth 1 comentarios

Seti salió apresuradamente hacia las dependencias subterráneas de palacio.Tenia una sola idea en la cabeza y nada ni nadie podría hacerlo abandonar su propósito. Hizo llamar a media docena de esclavos y localizo dos instancias oscuras,seguras y fácilmente defendibles. La tarea era sencilla debía despejarlas y adecentarlas para sus nuevos y carismáticos amigos griegos. La tarea no le llevo más de veinte minutos, la eficiencia siempre había sido su marca de identidad. Una vez hubo dejado todo cuidadosamente preparado se retiro a su pequeña habitación. Allí tenía su cama para descansar y una interminable cantidad de papiros y varios calamos rotos. El cansancio finalmente le venció y se sumió en un profundo sueño.
Sobrevolaba el mar como si de un pájaro se tratase, un mar enfurecido y de un intenso color azul. Seti observaba con emoción ese autentico baño de color y vida, que contrastaba de sobremanera con el intenso calor del desierto donde se ubicaba el palacio de Amarna. Se sentía vivo y la sensación de euforia recorría todo su cuerpo, a lo lejos contemplo una gran isla y una ciudad de ensueño, rodeada de anillos de tierra, separando sus diferentes canales con un último anillo del que manaba una luz cegadora. Una vez sobrepasado el mar, Seti descendió de los cielos y fue arrojado en un gran lago de agua dulce, rodeado de una extensa vegetación que emanaba vida, Seti se encontraba desnudo, en una autentica “tierra de gigantes”. Los bóvidos, aves ,y reptiles campaban a sus anchas, la belleza de muchos de ellos era casi sobrenatural, un imponente uro se acerco pacíficamente al joven escriba y se arrodillo sumisamente ante el. Todo estaba lleno de vida pero de repente, un viento imponente y amenazador empezó a azotar los arboles y el frio penetro rápidamente en los huesos de seti que se acurrucó para mantener el calor de su cuerpo. El uro había desaparecido y las estrellas del cielo se habían apagado, poco a poco todo se tornaba en una densa oscuridad y en pocos segundos Seti ya no pudo ver nada, salvo una inquietante oscuridad que había consumido todo a su alrededor, en medio de la oscuridad escucho una melódica y tranquilizadora voz:

-Akenaton regresara junto a un poderoso mago, eso mago debe morir Seti, y el arma la tienen los hebreos, busca la hoja de Abrahan.

El sueño continuo por otros derroteros y pronto todo se volvió a llenar de luz. Seti descanso esa noche como hacía años que no lo conseguía, olvido sus responsabilidades, sus deberes de palacio e incluso sus miedos más profundos. Al levantarse no recordaba nada del sueño,salvo esas misteriosas palabras resonando en un rincón muy profundo de su mente. Alguien de naturaleza tranquila y sosegada no le habría dado mucha importancia, pero la curiosidad de Seti, hizo que esa mañana su primera tarea fuera interrogar a los esclavos a su cargo acerca de ese cuchillo, sin duda algo, que dejaría desconcertados a todos los hebreos de palacio.

CAPITULO 4 Seti

Posted in By Seth 1 comentarios

Las tareas de un escriba de palacio no eran nada fáciles y mucho menos si uno trabajaba directamente con el faraón. Para Seti, su trabajo era pura rutina, la escritura hierática no tenia ningún misterio, lo controlaba todo, y lo conocía todo. Estaba dotado para los números ,el derecho,geografía, contabilidad y por supuesto idiomas. Seti era un tipo menudo, de corta estatura incluso para su época. Había estado observando la cena, corrigiendo y ordenado a los esclavos y observando, sobre todo observando. Los manjares de la comida no le llenaban, los placeres de la carne tampoco, pero los mapas que llevaban consigo los visitantes griegos y sus historias, eso si que le hacia estremecerse. Incluso a veces se sorprendía a si mismo jugando con su labio inferior , mientras miraba fijamente aquello que consideraba vital para el. Por suerte o para su desgracia, aun no podría saberlo, el joven escriba conocía muy bien la lengua en la que hablaban los extranjeros, asi que fue poco a poco integrándose en las charlas, hasta que al final de la noche solo salían preguntas y más preguntas de su curiosa boca.

-Una vez que el gran Meryra II se ha decantando más por su trabajo en la casa Jeneret, maestro Seti, el puesto de escriba real es todo suyo , ¿no es verdad? . -Dijo Homero

-Es cierto, ahora mis tareas se centran más bien en el funcionamiento de ls tareas de palacio, me gusta ver que todo esta en su sitio y que los esclavos saben que hacer en todo momento. Ahora que el faraón ha partido para descansar unos días, el Tyaty requiere de todo mi saber y no deseo que nada escape a mi control, en fin soy un hombre muy metódico. Dijo Seti, mientras no dejaba de observar lo que pasaba a su alrededor.

- Sin duda ,que esta haciendo una gran labor. Aquí en Egipto nos sentimos cómodos, como en casa. Aunque provenimos de diferentes polis, todos hemos forjado una gran amistad entre nosotros y nuestro interés aquí no es solo comercial y cultural, es también un interés por la condición humana, que sin duda es la más atrayente –dijo Orfeo mientras se sentaba al lado de Seti.

-Entiendo señor…Orfeo, que le ha gustado el baile de nuestra amada Anuck, es normal, muy pocos hombres son capaces de no caer derrotados ante su talento- dijo Seti en tono burlón mientras se anima y beber.

-Y no solo a los hombres, joven Seti. La joven Anuck esta por despertar, y ya ha cautivado corazones que ni siquiera puede imaginar – dijo Orfeo mientras clavaba sus ojos azules en los de Seti.
Aunque la actitud de los griegos era muy atrevida, Seti se sentía extrañamente comodo, es más durante, unos segundos solía quedarse en blanco, seguramente ya algo afectado por la ingesta de alcohol. Cuando volvía en si en esos pequeños periodos no conseguía recordar lo que había hablado, pero lo único que sabia era que la compañía de esos jóvenes visitantes, era sumamente agradable. La sala se había quedado prácticamente vacía, Anuk conversaba con Kairka y con Kal –el en un rincón ligeramente apartados del resto, Seti continuaba conversando con esos interesantes hombres, y Hesíodo parecía mantener una agradable conversación con Alkair el jefe de la guardia. La noche había sido un éxito y Seti entendía que ya era hora de irse a sus aposentos.

-Ha sido un placer, mañana continuaremos con esta velada bañados por la luz de Aton- dijo seti mientras se levantaba para irse.

-Una cosa más- dijo homero mientras se levantaba agarrando del brazo al propio Seti.

-Prepáranos unos aposentos en la parte subterránea de palacio, no queremos ser molestados. Mañana durante el día permaneceremos allí pues no nos gusta la luz del sol. Nos excusaras ante todo el mundo, e inventaras cualquier cosa para protegernos. Ahora mismo Hesiodo esta hablando con Alkair de nuestra protección no te preocupes. La voz de Homero era firme y Seti estaba fascinado escuchándola.

-Pero, el faraón, no pueden , no deben comportarse así- dijo Seti con apenas un hilo de voz.

-Seti, cumplirás estas sencillas ordenes, y lo consideraras una rutina normal con tus invitados, no volverás a hablar sobre esta conversación y protegerás nuestros intereses con tu propia vida. Mañana en la cena continuaremos con nuestra conversación, sobre que queremos de ti y que puedes ofrecernos, pero hasta entonces no recordaras nada , excepto que somos unos maravillosos invitados y que deseas complacernos – dijo homero mientras pasaba su mano por el hombro encima del pequeño hombro de Seti.

-Así será. Ordenaré a los esclavos que preparan sus dependencias.- dijo Seti mientras sonreía feliz de poder cumplir la voluntad de sus nuevos amigos.

La música había dejado de sonar, Orfeo se reunió con Homero y con Hesiodo y juntos abandonaron la sala. Habían hecho un largo recorrido eran conscientes de la fragilidad de un reinado que estaba a punto de arder, cuando llegará ese momento, ellos se llevarían lo mejor del reino, una decisión sin duda que haría correr la sangre.

Cuentos del paraíso Azul

Posted in By Seth 2 comentarios

La noche estrellada iluminaba su errático paso a través de la frondosa vegetación, hambriento y desesperado estaba buscando un animal para matarlo. Los días se hacían eternos, la caza rutinaria, la condena insoportable. Lo había perdió todo, al amor de su vida, a su familia, a sus leales amigos y hasta su propia ciudad, arrasada por la envidia y la locura. Allí desesperado, luchaba cada día por sobrevivir, por tener una oportunidad de vengarse. Convencido de que todos sus seres queridos habían sido devorados por Apofis, solo vio una solución, encontrarle y reclamar para si mismo las almas de los suyos, una hazaña que estaba lejos de su alcance, pues solo estaba reservada para los Dioses. La caza había dado sus frutos, la presa había caído. Mientras continuaba con sus cavilaciones, se dedico a desangrarla y más tarde ingirió su carne fresca y sangrienta vorazmente, tenía mucha hambre y demasiado odio acumulado. El tiempo había pasado muy despacio, desde aquella fatídica noche , los días parecían semanas las semanas meses, los meses años. Aunque rehusaba el contacto con los nativos, a veces les contemplaba desde lo lejos, observaba sus primitivas vidas, sus costumbres, y esa dedicación al rezo a sus dioses que parecía consolarles en los momentos de necesidad. Con el paso del tiempo sintió curiosidad. De vez en cuando se acercaba a compartir alguna que otra buena historia. Se gano su confianza enseguida y en poco tiempo fue conocido como “ la sombra”. Los niños le miraban con una mezcla de admiración y respeto y los adultos y ancianos le consideraban un joven tocado por los Dioses. En sus largas charlas almaceno un gran conocimiento sobre su cultura y sus tradiciones, y escucho y memorizo todas las leyendas, especialmente las referidas al devorador de almas, el temido Apofis. Una noche mientras contemplaba las estrellas brillar en el firmamento, fue interrumpido por unos viajeros que llegaron asustados, en busca de un refugio seguro. La historia que traían era aterradora, un ser mitad hombre mitad serpiente había devorado a gran parte de su tribu, y había asolado aldeas enteras. Inquietado ante tal noticia no vacilo, sabía que era su oportunidad, el gran Apofis había salido del inframundo y estaba hambriento, pero esta vez la noche seria testigo del poder de aquel que lo había perdió todo. Lo busco y siguió su rastro de destrucción y muerte, pasaron meses, y creyó perder la esperanza, hasta que un día mientras rastreaba sus huellas se topo con él.
Su aspecto era casi humano, andaba y vestía como uno de ellos, pero su escamosa piel y sus ojos amarillos le deletaban. Sus aspecto una vez cerca era sumamente aterrador. Había devorado sin piedad a todos los miembros de la aldea, sus cuerpos desangrados y mutilados yacían por doquier. Al notar la presencia de un extraño que aun seguía en pie, se giro lentamente mientras se transformaba en una gigantesca serpiente.

-Vas a morir muchacho, por tus pecados, Serás devorado y tu alma se perderá para siempre. Dijo con voz humana mientras su lengua bífida buscaba con ansia a su presa.
El joven, no sintió miedo, cerro los ojos y la noche tomo vida, las sombras comenzaron a bailar al son de su voluntad y en unos segundos su cuerpo se hizo intangible. Un ejercito de sombras con aspecto humanoide le protegían, y esperaban ocuparse de su presa.

-Tal vez seas la criatura mas poderosa de la noche, pero yo soy La noche en si misma, dijo el muchacho mientras le enseñaba sus blancos dientes afilados.


Esta historia hijo mío es la historia mas antigua de nuestro pueblo, y de cómo fuimos salvados de aquella gran serpiente impostora y asesina que se hacia pasar por el mismísimo Apofis.Cuando gobiernes debes recordarlo. Nunca más se volvió a ver a aquel muchacho errante, pero dicen que algunos viajeros perdidos en la noche han sido guiados por un muchacho y salvados de morir en el desierto. Cuando le preguntan cual es el pago por salvarles y le intentan obsequiar con presentes , el siempre dice lo mismo, No olvidéis que una vez esto fue el paraíso y que fue destruido por el Viento del Norte.

CAPITULO 3 KAIRKA (continuación (2)

Posted in By Seth 1 comentarios

Kairka estaba nervioso, aunque siempre se había movido como pez en el agua en palacio, echaba de menos hablar en privado con sus amigos fuera del estricto trato y comportamiento que debía tener con ellos delante de otras personas. Las noticias de las revueltas en Tebas, eran una mala señal, pero nadie se atrevía a decir que el monoteísmo impuesto iba a acabar en un derramamiento de sangre, porque en realidad el faraón vivía en gran parte rodeado de aduladores y transgresores, que hubieran creído cualquier cosa por un miserable puñado de oro. Pero además el faraón era la voz de Aton, nadie se atrevería a cuestionarle, ni siquiera Kairka, aunque en su interior algo estaba despertando, un sentimiento de rencor hacia aquellos que habían traicionado a los antiguos dioses, empezando por el mismísimo Amenofis IV.
Kairka volvió a ocupar su asiento en la cena. Allí intercambio unas breves palabras con Seti el escriba real y con Alkair, jefe de la guardia de palacio, todo marchaba perfectamente y la sensación general era que los emisarios griegos estaban siendo conquistados con los placeres de Kemet sin ningún tipo de oposición. De repente la gente dejo de hablar y el silencio invadió la sala, generando una expectación inquietante. Media docena de jóvenes bailarinas irrumpieron en la sala de forma casi mágica, el baile era rápido y las formas de sus cuerpos cambiando al son de la música, era casi imposibles. El público estaba cautivado, enmudecido, esas fibrosas y acrobáticas bailarinas estaban dejando sin habla a todos y cada uno de los invitados, que no sabían que lo mejor estaba por llegar. Las bellas y jóvenes bailarinas se abrieron en abanico y dieron paso a la actuación individual de Anuk. Cubierta apenas por unas vaporosas telas, dejaba entrever la mayor parte de su increíble anatomía. Sus pechos eran perfectos, sus caderas fuertes y poderosas para traer al mundo ,hijos de faraones, su cuerpo torneado, parecía que había sido bendecido por el poder más ancestral de Egipto, y Hathor sin duda la había dotado de un talento para el baile fuera del alcance de ningún otro mortal. Kairka no dejaba de observar a Anuk, esta preocupado por su tobillo, pero viéndola bailar se alegro doblemente, primero por su amiga, y luego por el trabajo bien realizado con su maltrecho tobillo. Una vez acabada la actuación, los aplausos inundaron la sala. Anuk apenas podía respirar con normalidad, la fatiga comenzaba a notársele en le rostro, fue entonces cuando Kairka se dirigía a ofrecerle una copa con agua, cuando fue interceptado por un joven de rasgos afilados y media mela negra azabache.
- Saludos gran Kairka, maestro de maestros, mi nombre es Orfeo, perdóneme por interrumpirle así, pero estaba deseando poder saludarle a usted y a la joven bailarina.

- Es un honor también para mi, joven sin duda, ahora mismo me disponía a ofrecerle un vaso de agua a la joven, pero me temo, que aquí las reglas son muy estrictas y no va a poder hablar con ella – dijo Kairka mientras le rodeaba amistosamente con el brazo.

- Vaya, no lo sabía aunque parece que se acerca hacia nosotros, igual hoy se rompen algunas normas. Dijo el joven griego mientras hacia una reverencia a la bella Anuk.
Anuk le dedico un gesto de agradecimiento a Kairka y una amplia sonrisa, parecía que la ausencia del faraón había dejado el aire menos viciado. Kairka se mantuvo expectante ante la presencia del enigmático y atrevido griego, que había roto los formalismo al saludar y mirar fijamente a Anuk. La tensión no llego a más, y Anuk se retiro a sus aposentos. Una vez solos Kairka, siempre movido por su curiosidad se quedo charlando con su nuevo compañero griego, en pocos minutos, les acompañaron Homero y Hesiodo, y Kairka se encontró por primera vez en mucho tiempo , plenamente a gusto, relajado, tranquilo, sereno.

-Kairka hemos venido a conocer los misterios de vuestro pueblo, pero no nos interesa la política, nos interesan más las personas, lo que han sido y lo que son, y sobre todo lo que pueden llegar a ser, y tu Kairka estas tocado por los Shemsu Hor*






-*Shemsu Hor : Según el Canon Real de Turín, los Sms Hr gobernaron Egipto durante seis mil años, entre el reinado de los dioses y los primeros faraones.1Algunos autores traducen como compañeros de Horus, seres semidivinos con grandes conocimientos astronómicos que legaron a los sacerdotes y faraones.
Design by: WPYAG
Blogger Template by Anshul | Funny Pictures.