CAPITULO 4 Seti

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Las tareas de un escriba de palacio no eran nada fáciles y mucho menos si uno trabajaba directamente con el faraón. Para Seti, su trabajo era pura rutina, la escritura hierática no tenia ningún misterio, lo controlaba todo, y lo conocía todo. Estaba dotado para los números ,el derecho,geografía, contabilidad y por supuesto idiomas. Seti era un tipo menudo, de corta estatura incluso para su época. Había estado observando la cena, corrigiendo y ordenado a los esclavos y observando, sobre todo observando. Los manjares de la comida no le llenaban, los placeres de la carne tampoco, pero los mapas que llevaban consigo los visitantes griegos y sus historias, eso si que le hacia estremecerse. Incluso a veces se sorprendía a si mismo jugando con su labio inferior , mientras miraba fijamente aquello que consideraba vital para el. Por suerte o para su desgracia, aun no podría saberlo, el joven escriba conocía muy bien la lengua en la que hablaban los extranjeros, asi que fue poco a poco integrándose en las charlas, hasta que al final de la noche solo salían preguntas y más preguntas de su curiosa boca.

-Una vez que el gran Meryra II se ha decantando más por su trabajo en la casa Jeneret, maestro Seti, el puesto de escriba real es todo suyo , ¿no es verdad? . -Dijo Homero

-Es cierto, ahora mis tareas se centran más bien en el funcionamiento de ls tareas de palacio, me gusta ver que todo esta en su sitio y que los esclavos saben que hacer en todo momento. Ahora que el faraón ha partido para descansar unos días, el Tyaty requiere de todo mi saber y no deseo que nada escape a mi control, en fin soy un hombre muy metódico. Dijo Seti, mientras no dejaba de observar lo que pasaba a su alrededor.

- Sin duda ,que esta haciendo una gran labor. Aquí en Egipto nos sentimos cómodos, como en casa. Aunque provenimos de diferentes polis, todos hemos forjado una gran amistad entre nosotros y nuestro interés aquí no es solo comercial y cultural, es también un interés por la condición humana, que sin duda es la más atrayente –dijo Orfeo mientras se sentaba al lado de Seti.

-Entiendo señor…Orfeo, que le ha gustado el baile de nuestra amada Anuck, es normal, muy pocos hombres son capaces de no caer derrotados ante su talento- dijo Seti en tono burlón mientras se anima y beber.

-Y no solo a los hombres, joven Seti. La joven Anuck esta por despertar, y ya ha cautivado corazones que ni siquiera puede imaginar – dijo Orfeo mientras clavaba sus ojos azules en los de Seti.
Aunque la actitud de los griegos era muy atrevida, Seti se sentía extrañamente comodo, es más durante, unos segundos solía quedarse en blanco, seguramente ya algo afectado por la ingesta de alcohol. Cuando volvía en si en esos pequeños periodos no conseguía recordar lo que había hablado, pero lo único que sabia era que la compañía de esos jóvenes visitantes, era sumamente agradable. La sala se había quedado prácticamente vacía, Anuk conversaba con Kairka y con Kal –el en un rincón ligeramente apartados del resto, Seti continuaba conversando con esos interesantes hombres, y Hesíodo parecía mantener una agradable conversación con Alkair el jefe de la guardia. La noche había sido un éxito y Seti entendía que ya era hora de irse a sus aposentos.

-Ha sido un placer, mañana continuaremos con esta velada bañados por la luz de Aton- dijo seti mientras se levantaba para irse.

-Una cosa más- dijo homero mientras se levantaba agarrando del brazo al propio Seti.

-Prepáranos unos aposentos en la parte subterránea de palacio, no queremos ser molestados. Mañana durante el día permaneceremos allí pues no nos gusta la luz del sol. Nos excusaras ante todo el mundo, e inventaras cualquier cosa para protegernos. Ahora mismo Hesiodo esta hablando con Alkair de nuestra protección no te preocupes. La voz de Homero era firme y Seti estaba fascinado escuchándola.

-Pero, el faraón, no pueden , no deben comportarse así- dijo Seti con apenas un hilo de voz.

-Seti, cumplirás estas sencillas ordenes, y lo consideraras una rutina normal con tus invitados, no volverás a hablar sobre esta conversación y protegerás nuestros intereses con tu propia vida. Mañana en la cena continuaremos con nuestra conversación, sobre que queremos de ti y que puedes ofrecernos, pero hasta entonces no recordaras nada , excepto que somos unos maravillosos invitados y que deseas complacernos – dijo homero mientras pasaba su mano por el hombro encima del pequeño hombro de Seti.

-Así será. Ordenaré a los esclavos que preparan sus dependencias.- dijo Seti mientras sonreía feliz de poder cumplir la voluntad de sus nuevos amigos.

La música había dejado de sonar, Orfeo se reunió con Homero y con Hesiodo y juntos abandonaron la sala. Habían hecho un largo recorrido eran conscientes de la fragilidad de un reinado que estaba a punto de arder, cuando llegará ese momento, ellos se llevarían lo mejor del reino, una decisión sin duda que haría correr la sangre.