Cuentos del paraíso Azul

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La noche estrellada iluminaba su errático paso a través de la frondosa vegetación, hambriento y desesperado estaba buscando un animal para matarlo. Los días se hacían eternos, la caza rutinaria, la condena insoportable. Lo había perdió todo, al amor de su vida, a su familia, a sus leales amigos y hasta su propia ciudad, arrasada por la envidia y la locura. Allí desesperado, luchaba cada día por sobrevivir, por tener una oportunidad de vengarse. Convencido de que todos sus seres queridos habían sido devorados por Apofis, solo vio una solución, encontrarle y reclamar para si mismo las almas de los suyos, una hazaña que estaba lejos de su alcance, pues solo estaba reservada para los Dioses. La caza había dado sus frutos, la presa había caído. Mientras continuaba con sus cavilaciones, se dedico a desangrarla y más tarde ingirió su carne fresca y sangrienta vorazmente, tenía mucha hambre y demasiado odio acumulado. El tiempo había pasado muy despacio, desde aquella fatídica noche , los días parecían semanas las semanas meses, los meses años. Aunque rehusaba el contacto con los nativos, a veces les contemplaba desde lo lejos, observaba sus primitivas vidas, sus costumbres, y esa dedicación al rezo a sus dioses que parecía consolarles en los momentos de necesidad. Con el paso del tiempo sintió curiosidad. De vez en cuando se acercaba a compartir alguna que otra buena historia. Se gano su confianza enseguida y en poco tiempo fue conocido como “ la sombra”. Los niños le miraban con una mezcla de admiración y respeto y los adultos y ancianos le consideraban un joven tocado por los Dioses. En sus largas charlas almaceno un gran conocimiento sobre su cultura y sus tradiciones, y escucho y memorizo todas las leyendas, especialmente las referidas al devorador de almas, el temido Apofis. Una noche mientras contemplaba las estrellas brillar en el firmamento, fue interrumpido por unos viajeros que llegaron asustados, en busca de un refugio seguro. La historia que traían era aterradora, un ser mitad hombre mitad serpiente había devorado a gran parte de su tribu, y había asolado aldeas enteras. Inquietado ante tal noticia no vacilo, sabía que era su oportunidad, el gran Apofis había salido del inframundo y estaba hambriento, pero esta vez la noche seria testigo del poder de aquel que lo había perdió todo. Lo busco y siguió su rastro de destrucción y muerte, pasaron meses, y creyó perder la esperanza, hasta que un día mientras rastreaba sus huellas se topo con él.
Su aspecto era casi humano, andaba y vestía como uno de ellos, pero su escamosa piel y sus ojos amarillos le deletaban. Sus aspecto una vez cerca era sumamente aterrador. Había devorado sin piedad a todos los miembros de la aldea, sus cuerpos desangrados y mutilados yacían por doquier. Al notar la presencia de un extraño que aun seguía en pie, se giro lentamente mientras se transformaba en una gigantesca serpiente.

-Vas a morir muchacho, por tus pecados, Serás devorado y tu alma se perderá para siempre. Dijo con voz humana mientras su lengua bífida buscaba con ansia a su presa.
El joven, no sintió miedo, cerro los ojos y la noche tomo vida, las sombras comenzaron a bailar al son de su voluntad y en unos segundos su cuerpo se hizo intangible. Un ejercito de sombras con aspecto humanoide le protegían, y esperaban ocuparse de su presa.

-Tal vez seas la criatura mas poderosa de la noche, pero yo soy La noche en si misma, dijo el muchacho mientras le enseñaba sus blancos dientes afilados.


Esta historia hijo mío es la historia mas antigua de nuestro pueblo, y de cómo fuimos salvados de aquella gran serpiente impostora y asesina que se hacia pasar por el mismísimo Apofis.Cuando gobiernes debes recordarlo. Nunca más se volvió a ver a aquel muchacho errante, pero dicen que algunos viajeros perdidos en la noche han sido guiados por un muchacho y salvados de morir en el desierto. Cuando le preguntan cual es el pago por salvarles y le intentan obsequiar con presentes , el siempre dice lo mismo, No olvidéis que una vez esto fue el paraíso y que fue destruido por el Viento del Norte.